Deberán disculparme los que entiendan de estilo y literatura: mis conocimientos en éste arte son limitados y es probable que no haya respetado las reglas.
Deberán disculparme los actores involucrados y nuestros padres por diversas razones. La extensión y profundidad de la recopilación me preocupó y preocupa: nunca parece suficiente. Pero la historia se abre cómo las ramas de un frondoso árbol y es imposible extenderla por cada una de ellas con la amplitud que merecería. Además hay partes de ella donde el material existente es tan voluminoso que no es posible trasladarlo en su totalidad. Y otras es tan escaso que puede parecer trunco. Además - muchas veces - me he tomado la libertad y el atrevimiento de imaginar diálogos y cartas, aunque siempre sobre situaciones reales.
Si es que después de éstas necesarias aclaraciones los lectores me han disculpado, debo decir que he tratado de que lo que sigue les sea lo más entretenido posible. No es ni un cuento ni una cronología absoluta: lo primero no sería serio y lo segundo sería de tediosa lectura.
He procurado transitar por un camino intermedio - con todo respeto - para procurar que a propios y extraños les resulte lo más amena posible. En la medida de lo posible sus capítulos son cortos, a veces porque no daban para más y a otras para discontinuar y mejorar el deseo de su lectura. Otras veces fue imposible resumirla, cómo el discurso de despedida de Guschen en Ohlsdorf, pero era imprescindible transcribirlo textualmente por el valor que tiene y la caracterización que hace de su persona.
Tampoco podrá ser demasiada útil para los centros de investigación histórica que se interesen en ella. Para éste tipo de entidades podría ser poco completa y si es que dicho interés eventualmente ocurriera, deberán recurrir a la familia que, sobre todo de Puerto Madryn, tiene mucho material aquí no expresado por las razones más arriba expuestas.
La historia procura caracterizar las situaciones vividas por Gustav Henry Bertram y Ana Brehmer, los padres de Hans Christian Bertram, de Rudolf Henry Grimm y Frieda Dora Klüver, los padres de Frieda Clara Helena Grimm, como etapa naturalmente importante para arribar a la de ellos mismos: las de Hannes y Frieda.
Todo el resto de la familia, presentes de alguna forma, deberán excusarme porque no eran el motivo principal de la misma. Pero en cada familia seguramente habrá quienes se interesen por sus orígenes y podrán tomarla del punto que corresponda y ampliarla - hacia atrás, hacia delante o hacia el apellido que representen - de la mejor forma que consideren.
Es importante informar además, a los descendientes de las familias Bertram y Grimm, que tanto Gustav (Guschen) y el abuelo Brehmer para unos, y Rudolf (Opa) para otros, han realizado las respectivas cronologías familiares, con tanta dedicación, exactitud y amplitud - con máquinas de escribir y en idioma alemán - que éste trabajo no podrá nunca compararse con el nivel con que ellos los han presentado. Por otra parte es necesario saber que dichas cronologías existen, de modo tal que nadie suponga que lo que sigue a continuación es una novedad: desde mi punto de vista no será más que un humilde agregado que actualiza otros trabajos mejor desarrollados.
Obviamente fue escrita dentro de éste contexto, pero deberá entenderse que subyace en ella nuestro orgullo de hijos, directos y políticos, nietos, nietas y hoy sus bisnietos, por el extraordinario esfuerzo y sacrificio que han hecho por nosotros, por las tantas veces que volvieron a mirar al frente y al horizonte cuando todo parecía perdido, y - cómo corolario de lo mucho que podría decirse y que deberá resumirse - por los ejemplos que nos dieron que siguen guiando nuestras vidas, junto a la de ellos, y que hoy desde la copa de éste árbol que tanto les costó hacer crecer, pueden ver como ha florecido y fructificado.