miércoles, 22 de febrero de 2012

14 Januar 1974. Voldsdorf.



Ansprache zur Trauerfeier von Gustav Bertram. 14 Januar 1974. Volksdorf.
               
                Aquí nos hemos reunido, para despedirnos de nuestro querido padre, abuelo y bisabuelo,   y yo, su amigo, de 70 años de relación y además cuñado, de  nuestros  tíos y tíos abuelos.
                Gustav Bertram falleció a los 94 años de edad sin haber estado realmente enfermo. Se apagó cómo una vela que, encendida, gastó hasta  su último aliento. Todos, ahora, lo van ver delante de ustedes,  así cómo el deseaba que lo recordaran para siempre. El cuadro será diferente para unos y otros.

                Cómo maestro, yo naturalmente lo veo en el centro de su trabajo de toda la vida : el Colegio Bertram. Tenía 26 años, en 1906, cuando lo recibió por recomendación de las autoridades del Ministerio de Educación de Hamburgo, y continuó de manos de su antecesor Thomsen. El ha hecho de ésta escuela la mejor escuela particular de Hamburgo hasta que en el año 1939 fue  cerrada por los Nazis.
                A los pedagogos actuales quizás les costaría juzgar el Colegio Bertram, porque podrían pensar que era solamente una Escuela para aprender, cómo si éste tipo de escuelas, no fueran necesarias, pero yo pienso que una escuela cómo ésta, llevada de ésta manera, también en nuestros días sería un éxito. Los colegios privados de Hamburgo se parecían mucho a los colegios privados ingleses, en cuyo ámbito la responsabilidad mayor era del Director, quien decidía todo. 

                Un Director por excelencia fue Gustav Bertram. El incorporó los mejores profesores y maestros que había. El mismo daba clases en cada uno de los cursos. El tenía más o menos 600 alumnos y conocía a cada uno personalmente, y trataba de tener una muy buena relación con todos los padres. Estos padres vieron en él al pedagogo  perfecto. Haber sido alumno de Bertram en los colegios subsiguientes, cómo el Johanneum, el Wilhelmgymnasium, el Realgymnasium de Johanneums, o en la Heinrich-Hertz-Schule, implicaba llevarle tres años de adelanto a cualquier chico que proviniera de otra escuela.
                Estaban tan bien preparados, que siempre llevaban una ventaja importante. El supo que el aprendizaje era también la posibilidad para enriquecerse en todas las diferentes gamas de la sabiduría. Lo que hoy lamentablemente los pedagogos tienden a olvidar.

                La alta efectividad de la escuela Bertram, también tuvo su lado oscuro. Alumnos muy sensibles sufrían bajo el rigor de la enseñanza. También algunos tenían miedo de sus maestros o hasta del Director. Pero igualmente siempre la palabra de Gustav Bertram, ante los padres, era muy respetada y agradecida por lo que hacía por sus hijos : él era maestro y amigo, lo que no pasa en todos los colegios.
                Desde su punto de vista la educación era un alegre cumplimiento del deber y no debía ser considerado solamente una obligación laboral o familiar, ya sea del maestro o de los padres, sino también debía existir la obligación de ser amigos del alumno.
                Entonces,  éste modo de aprender con la juventud, siempre estuvo relacionado con mucha alegría. Se hacía mucha gimnasia, se cantaba, se dibujaba, se hacía teatro y largas excursiones a pie, y estas actividades eran siempre el costado que aliviaba el estudio mismo.

                Ya cómo hombre mucho mayor,  iba todos los años por 14 días, con el curso que ya terminaba, a Allendorf, a pasar unos días con ellos y con los  maestros, cómo despedida y recuerdo de los años pasados.
                También una escuela particular es una especie de comercio en el cuál está el capital - que es importante - y que debe dejar ganancia. El propietario por ésta razón tiene que entregarse totalmente a su obra, y esto solamente es posible con  cierto idealismo cómo el que tenía Gustav Bertram,  que brotaba de la profundidad de su conocimiento de lo que debía ser la preparación para el futuro de la juventud.
       
Tenía una voluntad férrea y era muy exacto en lo que él esperaba de sí mismo y también de que cada día - todos - tuviesen cumplidas sus obligaciones en el colegio. Esta severidad naturalmente también lo distanciaba  frente a los demás. Por ejemplo,  no quería saber nada de que él fuese festejado de manera alguna. La fecha de su cumpleaños nunca se supo. Era una fecha secreta hasta para los amigos más íntimos. En sus últimos deseos, él hizo referencia  que su hora de despedida fuese en el círculo más íntimo de la familia.

                Muy distinto él se brindaba cuando  personalmente era el anfitrión de las fiestas. Hacía muchísimas invitaciones a su casa en Othmarschen, Alsterufer y más tarde Alsterkamp, que eran muy festejadas por todos sus amigos, porque cómo nadie, él entendía de hacer fiestas tan bien organizadas. Había versos chistosos, que él mismo escribía en las tarjetas de invitación. Luego cuando estaban todos reunidos, al compás de una linda  polonesa,  cada caballero llevaba la dama a su mesa. Los mejores menús mejoraban el bienestar de todos. Lindas palabras salpicaban éste acontecimiento y las especialidades. El punto principal de la fiesta eran siempre las palabras del anfitrión. Su arte en expresarse de ésta forma se despegaba cómo un abanico por la facilidad que tenía de hablar.

                El estaba muy motivado por cuanto  leía muchísimo a todos sus autores preferidos, cómo Jean Paul, Fritz Reuter, Wilhelm Raabe y también Thomas Mann. Tenía la facilidad de brindar todo esto a sus amigos y al hacer de todos estos temas un mundo de ilusiones , uno mismo se sentía como liberado de la actualidad, de los problemas de la guerra,  y pasaba a estar cómo en otra esfera con los sentimientos.

                En los protocolos de "Literarischen" - que así ellos los llamaban en la familia - en el muy difícil año 1919, un pequeño grupo de amigos - cuatro matrimonios - uno puede apreciar la fantasía que él sacaba de su naturaleza creadora,  que era contagiada a sus amigos y todos quedaban como hipnotizados por la realidad con que él las contaba.
                De los temas literarios pasaban a los temas musicales de mucho valor y arte. De ésta manera las reuniones era un gozo de vida para todos los presentes. El, después de un duro día de trabajo, conseguía aún integrar a todos en un mundo tal, que los  corazones alegres podían confirmar y agradecer. El sabía dar a los concurrentes toda éstas lindas expresiones que los ayudaban a seguir  adelante con las dificultades.

                Para mí no es fácil expresarme o saber cómo  era en su familia íntimamente. Ustedes mismos tampoco estarán todos con las mismas ideas. Igualmente ustedes no pueden tener todos la misma opinión, pues el arco iris de su vida incluye varias generaciones. Su modo de ser era variable hacia afuera, según los tiempos, según el sacrificio y la fuerza que tenía que invertir  en manejar su escuela. Y cuando después de la guerra construyó en Wolhldorf su nuevo hogar, fue el lugar donde todos sus hijos y nietos encontraron un techo para estar ubicados, mientras que él  había pensado que iba a ser un nido tranquilo para el final de sus días junto a su esposa.

                En su juventud él sabía de sus fuerzas, las reconocía, cómo también todas sus ambiciones. Pero la temprana muerte de su padre y la obligación de mantener a su madre de tan joven, lo ataron a obligaciones inesperadas. Cuando se comprometió con su novia le escribió a un amigo: " Yo he notado en ella una gran y fuerte amor que me va a ayudar a mí mismo a subsanar y pasar muchas dificultades que yo tengo en mi modo de ser y ella me va a ayudar a saltar sobre éstas vallas. Espero que haremos una linda vida juntos y que sea bastante divertida".
                Linda fue, pero ... habrá sido siempre divertida ? El escribe que  encontró en ella el gran amor, pero él mismo evita hablar de su gran amor. Porque todo lo que a él lo movía interiormente  muy rara vez lo expresaba, y si lo hacía era  siempre en chistes, que cada uno lo interpretaba de acuerdo a lo que  sentía.
       
La raíz de su comportamiento también se debe a la idea que antes temían que si un hombre manifestaba sus más íntimos sentimientos lo conceptuarían mal. Pero lo que pasa es  que  era muy sensible. Su corazón era muy fácil de lastimar y siempre necesitó la ayuda de su esposa. Ella fue una mujer muy inteligente. Ella entendió su difícil ser y por eso ha hecho toda su vida  lo posible para tranquilizarlo y tratar de  que todas las dificultades que pudiera tener - además de la escuela - no le llegaran . Si llegaba a la noche tarde, después de tantas horas de atender a padres, entonces ella siempre se mostraba de buen humor y sin exaltaciones.
                Todos los problemas del día había que callarlos y taparlos. Los chicos, los hijos, no tenían permiso de traer amigos a la casa porque eso traía inquietud y él necesitaba su tranquilidad. Pero a los chicos no se los puede tener así acorralados y llega el día que ellos rompen esa ordenanza familiar que, naturalmente, también es necesaria. Entonces no faltaron contradicciones con el padre, que aunque  quería lo mejor para ellos, eran imposibles de evitar. Siempre llevaba mucho tiempo hasta que  decía lo que quería decir, para darles  el permiso que querían o  darles el visto bueno que solicitaban.

                Wolfgang lo sufrió cuando lo pusieron de un internado escolar. Otto  durante muchos años no tuvo el coraje de decirle al padre que él no quería ser maestro cómo el padre lo esperaba. Otto sufrió mucho pensando que él no iba a  poder complacer el deseo del padre de seguir con la escuela de Bertram. Y  temía el enojo del padre.
                 Hans fue con la conformidad de los padres a Sudamérica y puede estar seguro que no le fue nada fácil darle dicha conformidad, pero Hans , igual a su padre, supo empezar una linda vida, independiente, para ir formando su familia. Los padres han hecho dos viajes a Puerto Madryn, que fueron para ellos los recuerdos más lindos que han tenido, y les quedó siempre en la memoria  de tantas cosas lindas e inesperadas.

                 Las hijas menores, Ursula y Eike ya conocieron un padre más tranquilo y a medida que ellas crecían, él les mostraba su galantería, que le era muy común  frente a las damas. Pero también ellas sufrieron su problema, porque no podían conversar sobre todos los temas con él. Si le venían con un problema  les decía:
                 "Eso para mí es muy difícil para ayudarles. Vayan a lo de vuestra madre y traten de arreglarse con ella".
                Pero  también supo siempre  ofrecer lindas oportunidades a su familia. En las vacaciones siempre estaba para ellos. Viajaban al mar, a las montañas y a otros países. Con los hijos varones navegaban en el Alster. Tenían una pequeña embarcación, luego Eike I, el Eike II y al final Eike III. Con esos botes hicieron viajes más largos por el Elba y en  el Ostsee. Naturalmente algunas veces  compartían las chicas - que estaban creciendo - éstas navegaciones.

                Luego  se dedicó a trabajar con gran entusiasmo el jardín en Wohldorf, y se alegraba mucho con las flores, igual que con las frutas que  podía llevar a la cocina. Con alegría me acuerdo del día que yo le ayudaba a hachar árboles y madera para la cocina y el hogar. También esto supo hacer.

                 Cuando  empezó a llevar una vida más pausada por su edad, muchas veces tomó otra vez su violín. Tocaba mucha música con la señora Wulff, la mamá de su yerno, Muchos años tuvieron un grupo musical y adoraban la música clásica en las casas de familia. Me parece que cuando  tocaba, soñaba mucho, cómo si fuera una persona que no tiene problemas y toma su vida y su violín y va por los campos y el bosque. Parecía que en su fantasía se hacía toda una idea a su gusto.

                Una carta les escribió a sus queridos desde una pequeña cabaña en el Engelstein. Inventó un cuento... en el que con 6 burros, cómo animales para subir a ésa montaña todas las cosas que llevaban, él se sentó encima del último de ellos,  con su violín,  y tocaba melodías alegres que animaban a los burros seguir adelante.. "cuando toco violín lo hago bajo el cielo de Dios en la naturaleza."
  
  Los animales - adelante  las vacas - pero también ciervos, ardillas,  y ovejas que se acumulaban a mi alrededor - y eso era algo medio raro - les interesaba escuchar que yo tocara. Pero parece que lo que más les gustaba a las ovejas era  Beethoven!
                Y una vez cuando llovía a cántaros, allí arriba donde estaban  ellos dos, dicen que les dio tanto miedo e intranquilidad que el pensó que para seguir respirando tenía que tener agallas cómo los pescados, y él ya se veía sentado en un botecito, con Mumfi cómo timonel, y volviendo a Wohldorf.  Debían dejar  las lámparas encendidas para poder encontrarlos de nuevo.

                Sus cartas algunas veces desbordaban de las fantasías más divertidas. Lo que  principalmente expresó en todas ellas es que siempre  había pasado horas muy  felices  con su esposa en las montañas de Bavaria. Las cosas importantes tenía que escribir su esposa al final de sus cartas. A ésta época también corresponden  los lindos viajes y excursiones que han hecho por el Rio Elbe toda la familia y sus amigos.
                Por ejemplo cuando cumplió los 70 años o cuando cumplió las bodas de oro. Eran realmente excursiones a la deriva. Solo con una condición  se podía  ir. No habría discursos. Nada de teatro. Nada de regalos. Y no hablar para nada porqué motivos se hacía la excursión. Sólo el que se comprometía con estas condiciones podía ir. Hay una linda foto en el buque, en la  que él está a un costado con su hijo Otto como si él fuese el Capitán que manejaba el barco con toda ésa compañía tan contenta y alegre. Era un magnífico anfitrión. Era otra vez el anfitrión Director, lo que siempre le había gustado ser.

                Seguramente queridos nietos,  también siempre estuvo muy dispuesto para oírles a ustedes y para ser un cariñoso abuelo. Siempre ustedes han tenido muy lindas horas con él y siempre les estuvo contando historias, o muy serias o muy alegres, para que ustedes las pudieran vivir cómo anticipadamente. El siempre trató de llevarlos adelante donde podía. Hay una carta que le escribió a su hija Ursula, cuando él cuidaba con su esposa,  a los hijos de ella . Ahí había habido una gran reunión de café en el jardín, luego una buena cena y al fin una reunión leyendo cosas lindas. Hablaba de sus principios, que  eran  ser "duro, pero derecho." Paz, libertad, pan e igualdad"  y que él aguantaría y seguiría con sus principios hasta que todo se hiciera un desbarajuste alrededor de su vida y entonces recién él se retiraría. Las ganas de inventar también expresan lo feliz que siempre era con sus nietos, aunque tenía muchas veces sus temores y  pensamientos sobre cómo se criarían  los niños con una libertad que antes no se había conocido.

                Los años siguientes están quebrados por acontecimientos que su corazón, que era tan sensible, llegaron a destrozar, y  toda esa pared que siempre fue él, se  desmoronaba. Lo hemos visto llorar cuando hemos llevado a la tumba a mi  propio hijo. Cuánto más puedo yo entender como sufrió su corazón cuando se tuvo que despedir de sus hijos Wolfgang y Otto... y que cuándo él siempre llegaba a casa lo primero que preguntaba a sus hijos : "Donde está mi esposa ?" ya no tenía ninguna contestación.

                Y esto fue demasiado para  qué él lo soportara. Su vida ahora rápidamente llegó a su fin. Empezó a perder la vista y no nos reconocía. En su cartera las hijas encontraron pequeñas anotaciones en las que escribió. Una decía: "A la hora  que me lleven a la tumba que sea  en familia".
                Otro papel tenía versos de Goethe de la segunda estrofa "Limites de la Humanidad
               
                Con los Dioses
                no se debe medir ninguna persona.
                Si la  persona se eleva un poco,
                 y con su cabeza mira las estrellas,
                entonces sus pantorrillas pierden el sostén,
                y con El es un juego,
                entre nubes y viento.

                Se ve que estos  versos los escribió  en sus últimos años,  enfrentando la muerte de su familia. Una vez le preguntaron que es lo que  pensaba en cuanto a su creencia. Y entonces  escribió:
               
                Quién se cree con el derecho,
                De decir: yo no creo en El?
                Al Todopoderoso,
                El que todo mantiene,
                El que todo sujeta,
                Y acaso no sujeta también
                a ti, a mí y a El mismo ?
                No se aboveda el cielo allí arriba?
                No está la tierra firme aquí abajo?
                Entonces levanta tu vista con cariño
                a las eternas estrellas que suben ...
                Llena de esto tu corazón, tan grande cómo es,
                y cuándo sientas que la felicidad de tu alma es completa
                llamalo cómo tú quieras,
                llamalo suerte ! corazón ! amor ! o Dios !
                              
                Gustav Bertram se sintió siempre muy conectado, tanto al mundo como al Universo.
                Que la Paz en Dios, que está más allá de cualquier obediencia, esté siempre a su lado.

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