domingo, 12 de febrero de 2012

El Bolson, 1969-1984: La Calma.






El Bolsón, 1969-1984: La Calma.



                Si Hans se había equivocado con Los Cuervos cuando sentenció: "Ahora vamos a pasar la vejez tranquilos ... ", no se equivocó con El Bolsón. El nombre que le pusieron era por demás sugestivo: "La Calma".

                Durante muchos años disfrutaron de la casa-quinta ubicada en Villa Turismo, a pocos metros del límite provincial entre Chubut y Rio Negro, y al pié - hacia el éste - del hermoso cerro Pilquitriquitron. Al oeste tenían el panorama de la Cordillerra de los Andes.
                Era una hectárea, que cuando la compraron, tenía únicamente la casita y un arroyito que cruzaba el lote por la mitad.
                No era un lote plano. Era además escarpado, en una pronunciada pendiente. Pero los dos gozaban de buena salud y mejor energía. Subir, bajar, trabajar, en un lugar tan hermoso era para ellos cómo un sueño.



                Hannes sembró muchísimo. Casi más que lo que podía contener una hectárea. Hizo un Edén de un lote escarpado , lleno de piedras y mosqueta.
                Alrededor sembró más de 400 pinos. En su interior sembró 60 frutales: cerezos, manzanos, peras... También otras especies de la zona : frutilla, frambuesas, corintos, boysenberry ... Y por supuesto todas las verduras y todas las flores que se pueda suponer..
                Frieda hervía y envasaba. Toda la familia recibió durante años productos cosechados y envasados por ellos.

                Durante los meses de invierno se instalaban en Puerto Madryn, donde el clima era más benigno. Pero cuando llegaba la primavera emigraban cómo las avutardas. Partían para La Calma, donde pasaban el verano, el otoño hasta las primeras nevadas.
                El Bolsón lo habitan muchos alemanes y descendientes de alemanes. Así se hicieron de grandes y buenos amigos, con los que compartían un lugar de la Argentina tan envidiado por tantos, por el paisaje, las montañas, los lagos, los bosques, las flores, la tranquilidad y el microclima de su valle.



                Los años fueron pasando. Y con los años todos nos vamos poniendo más viejos. Y a Frieda y Hannes tanto trabajo, tanta fruta y verduras, tantas jaleas, los estaban cansando. Además todo siempre estuvo perfecto y debía seguir estándolo!  Pero para mantener todo en orden, los frutales podados, los yuyos cortados, la quinta..., cada año había que aplicar mayores esfuerzos. Porque los años no pasan solos y porque Hannes y Frieda habían sembrado tanto que sobrepasaba sus posibilidades de atenderlo bien.

                Por otro lado los viajes de Madryn a El Bolsón son muy largos. Hasta para quién sea joven. Son más de 700 kilómetros que durante muchos años fueron de ripio, y al final -menos mal - se asfaltaron totalmente.


                Al fin atender dos casas complicó también las cosas. Hannes siempre fue muy meticuloso, ordenado y exigente no sólo con los demás, sino con sus propias cosas.
                Todo esto les llevó a decidir vender La Calma en 1984 con cierta tristeza pero también con el realismo que nos impone la vida.
                Así en Puerto Madryn, frente al mar del Golfo Nuevo, con "aire de primera mano" - cómo dice Hannes - al fresco de las brisas de la tarde, se anclaron definitivamente.


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