miércoles, 22 de febrero de 2012

1935 - Monte Pascual


  

1935 - Monte Pascual.   

                Atento Sr. Hans Christian Bertram,
                Ahrensbrug, Hamburg,
                Presentarse el 1 de mayo, 10 horas, entrevista referente trabajo "Unión de Ferros" en Porto Alegre , Brasil.
                Atentamente,
                Schlubach Thiemer.
                Hamburg, 10 de abril 1935.

                Hans Christian se alegró. Al fin una buena noticia. La Marina Alemana no lo aceptó "por la vista" -en realidad no había nada raro sino que Guschen había ejercido sus influencias- pero Unión de Ferros le permitiría conocer el mundo. Sud-América. Un buen lugar para comenzar?
                Su trabajo en Kampnagel, empresa dedicada a la fabricación de máquinas pesadas en Hamburgo, le resultaba monótono. Deseaba remontar vuelo cómo las gaviotas, sobrevolar y conocer otros horizontes.

                Su madre, Anna Margarethe, lo miró preocupada.
                - Qué telegrama recibiste Hannes?
                - Un ofrecimiento de trabajo en Brasil!
                - En Brasil? Pero Hannes ... no pensarás seriamente en irte tan lejos ?
                - Si Mamá. Le voy a pedir permiso a Papá porque realmente quiero ir!

                Durante la cena estaban todos: su padre, Gustav Henry Ferdinand, y sus hermanos Gustav Otto, Wolfgang, Ursula y Eike.
                - Realmente es necesario vivir en Brasil y que dejes tu familia y tu patria quizá por muchos años ?
                - Necesario no es Papá, pero me gustaría conocer el mundo y el ofrecimiento de Schlubach es muy bueno y me permitirá en unos años volver a Hamburgo con una posición económica interesante.

                Esto de volver realmente lo dijo para tranquilidad ajena, porque ni sabía cómo era Brasil, ni por cuanto tiempo iría. Sus 23 años solamente lo impulsaban a partir, a conocer nuevos horizontes. Y nadie a ésta edad piensa seriamente que se va y no vuelve. Ni tampoco existen distancias. Todo está allí, a la vuelta. Se va y se viene. Todo se resume en partir cómo si el mundo fuera un pañuelo y en soñar con ir y regresar cómo si la familia se llevara a cuestas.
                Pero los padres, pese a que saben que  llega el día en que sus hijos parten, cómo ellos mismos lo han hecho y cómo se seguirá haciendo, siempre derraman las lágrimas de la tristeza de verlos irse solos por primera vez, no poder acompañarlos, cómo si algo se perdiera definitivamente.

                La sirena del Monte Pascual sonó fuerte y claro aquella mañana de otoño, el 4 de octubre de 1935, en el puerto de Hamburgo. Otros buques de carga y remolcadores contestaron. Los gaviotines volaron alterados sobre el Elba y aunque conocían de tantos saludos y les eran comunes, ignoraban el porqué ... y aún alterados lo hacían elegantemente diciendo adiós con sus alas !

                La primera guerra había terminado hace mucho y todo el puerto recobraba su buena actividad comercial y marítima. También de pasajeros, cómo el Monte Pascual de la Hamburg Süd, que partía con destino final Buenos Aires, previas varias escalas, entre ellas Rio Grande do Sul, donde desembarcaría Hans Christian. Otros mil pasajeros viajaban en el buque.
                Toda la familia fue al puerto. Al fin llegó la despedida. Muchas lágrimas, muchos pañuelos. Y Hannes, con buena música de  orquesta y un Elba que conecta Hamburgo con los mares del mundo - mientras se pasea acariciando Blankenesse y todos lo saludan - partió con una maleta llena de ilusiones a Puerto Alegre.

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